Creación – Las últimas semanas
Pocos días antes de su muerte, el Dr. Peter E. Müller-Meerkatz tenía un
último deseo profundo: su historia debía quedar escrita.
Él dijo: «Me quedan tres días de vida, tenemos que darnos prisa.»
Y así comenzamos: él mismo, su esposa Eva y yo, su hija Michaela.
Escribimos sin descanso, hora tras hora. Al cabo de exactamente tres días,
el manuscrito estaba ante nosotros: el libro estaba terminado.
Pero para él aún no estaba completo. Todavía no estaba impreso ni encuadernado.
Con la ayuda de dos jóvenes de Ruhpolding – Markus y Olesia Mittermeier –
la obra se produjo a toda prisa, fuera del horario laboral.
A ellos les debemos nuestro especial agradecimiento.
Cuando tuvo la versión alemana en sus manos, aún no había llegado para el
Dr. Peter el momento de la despedida.
«El libro debe existir también en otros idiomas», dijo. Y así comencé a traducir –
lengua tras lengua, siempre una más. Cada vez que una nueva edición estaba lista,
él quería tenerla en sus propias manos.
Al cabo de exactamente dos semanas, la obra estaba traducida,
impresa y encuadernada en once idiomas.
El Dr. Peter estaba lleno de orgullo. Con sus últimas fuerzas firmó algunos ejemplares.
Pensó hasta el final en la tirada y en las ventas, pues su mayor deseo era que, gracias al libro,
se reuniera una gran suma de donaciones para los niños.
Quiso vivir todo el proceso. Incluso pegó él mismo los sellos en los primeros envíos de libros.
Al día siguiente comenzó para él la última etapa de su camino – un tiempo de descanso.
Pero antes había concluido, con total entrega, todo lo que para él era importante.
Un Legado
Fue tan importante para él publicar su historia, especialmente para las personas
que lo habían acompañado en el negocio de Amway durante más de cincuenta años.
Relató todo su recorrido: el primer encuentro, las difíciles caídas, pero también los muchos momentos de gloria que vivió junto a mi madre Eva. Este libro es una única declaración de amor a su esposa –
el amor de su vida – que lo acompañó día y noche durante más de medio siglo.
Mi padre fue muy respetado. Era tranquilo, culto, sabio y digno. Y después de este libro,
que formó con nosotros hasta su última hora activa, los lectores lo admirarán aún más.
- Michaela, una de sus hijas